En Inglaterra un inspector de educación está preocupado por el nivel educativo de la población. Y se le ha ocurrido que un buen modo de asegurarse que los padres de las nuevas generaciones animen a sus hijos a estudiar, es multandolos si no lo hacen. Una pena economica es para él un buen castigo si descuidas la afición lectora de tus hijos.
Por un lado me parece bien. Si el ser humano por si sólo no es capaz de aplicarse tomando buenas conductas, lo mejor, en el punto más extremo, es atacarle al bolsillo. ¿O quizás sea esto un modo bastante peregrino para recaudar dinero? Para llegar a opinar con acierto me gustaría saber adónde iría a parar el dinero de la multa. Si fuese directo a la gestión de bibliotecas sería una medida digna de elogiar. Al fin y al caboo la educación de los niños, la curiodidad y las ganas de aprender no tienen precio.
O tal vez no. Es decir, quizás esta normativa alejara a los muchachos de la lectura porque ¿quién va a querer sentarse a leer por obligación? Aparte, leer no es sólo sentarse a ver palabras pasar ante tus ojos. La lectura es entender la historia, empatizar con los personajes, pasarlo bieno o mal con la trama. Y a estos niveles tan maravillosos no se puede llegar a sabiendas de que si no lees, a tus padres los multarán.
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