26 abr 2015

Esclavo de las redes social

Llevaba mucho tiempo sin actualizar porque no he encontrado motivación pero esta mañana es distinto. Hoy vengo a hablar de mi frustrador vínculo por Facebook. A pesar de darme la alegría de localizar a familia y amigos, entrando en contacto con su mundo, también me ocasiona problemas con otros y es una gran fuente para perder el tiempo.

Uno puede llegar a pensar que el tiempo para entrar y husmear es escaso en comparación con la duración del día. Pero eso cambia cuando husmeamos por costumbre cada media hora o menos. Entonces se convierte en un problema porque sin darnos cuenta dejamos escapar más de cuatro horas al día. Y esto es lo que me pasa a mí. Con una actitud que me avergüenza ya que soy incapaz de controlarla cuando estoy dedicándome a mi gran afición, la literatura, o a mi trabajo de programador, cada noche, antes de meterme en la cama pienso que cambiaré.  Pero nada más lejos de la realidad. Siempre sucumbo habido de contar anécdotas.

Mis comentarios no suelen ser maliciosos, yo no lo soy, pero a menudo, siempre hay alguien que los lee y sin darse cuenta imprime en ellos un sentido muy distinto, y como consecuencia, acto seguido, me cae una reprimenda por su parte. Sus reproches me duelen porque jamás quise ofender pero da igual lo que diga, no me cree. Mis palabras me hicieron esclavo, y asqueado, dolido y muy triste pienso: ¿por qué he de cohibirme para escribir en mi muro comentarios insignificantes?.

Sin embargo, después de un rato meditando, me digo, no tan entristecido: Aprovecha lo que te dijo para superar tu obsesión por Facebook. Ninguna red social, como ninguna otra persona  que acuda a ti con ganas de pelea debe quitarte tiempo para escribir, soñar y vivir. 


Vamos a ver si es verdad y me dejo de sensiblerías y hago lo que debo hacer:




No hay comentarios: