No sabía si dedicarle hoy la actualización, pero Juan me dio el último empujón.
Mi tío Víctor hace hoy 8 años que murió. A mi me lo comunicaron por teléfono, y no pude dejar de llorar durante el resto del día.
Mi relación con él pudo ser sólo familiar, porque era el marido de una tía de mi madre, pero no fue el caso, ni mucho menos.
Yo tenía 5 años o 6 recién cumplidos cuando mi madre me llevó Barcelona por cuestiones médicas, y como la distancia entre Albacete y la Ciudad Condal no es breve, quedamos hospedadas en la casa de mis tíos.
Han pasado 20 años y que queréis que os diga los recuerdos de aquel viaje siguen vivos, muy vivos.
Me hice amiga de mi tío, al cual seguía allá donde fuera, igual que a la menor de sus hijas, una Cristina en plena adolescencia que me tenía en el baño incluso al ducharse. Yo que nunca dormía la siesta, me iba derecha a la cama para dormir con mi tío, con el cual me sentaba en el balcón, enrejado por una reja verde, a mirar la calle, a contarle cosas.
Cuando regresé a mi abuelo José María durante un tempo lo llamé yayo, igual que la mayor de las nietas de mi tío a su abuelo, y jugué con el muñeco de esta prima, que su madre en secreto me regaló.
Decía mi tío Víctor que aquellos días yo le mostré más cariño que su nieta, a la cual, cosas de críos, puse celosa, jejejeeje. En fin, ella lo tenía todo el año, y yo sólo cuando venían por Agosto de vacaciones a San Pedro, su pueblo.
Aún sigue viniendo la familia de mi madre de veraneo, de hecho en Agosto la cena fue con ellos, y yo aún me sigo emocionando, susceptible que es una, mientras todos, pedimos que la salud nos permita regresar el año próximo.
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